Entradas

Mostrando las entradas de enero, 2022

Kafka y la muñeca viajera

Imagen
  Un día, Franz Kafka caminaba por un parque de Berlín cuando conoció a una niña que lloraba porque había perdido su muñeca favorita. Ella y Kafka buscaron la muñeca sin éxito. Kafka le dijo que se encontrara con él allí al día siguiente porque volverían a buscarla. Al siguiente día, cuando aún no habían encontrado la muñeca, Kafka le dio a la niña una carta “escrita” por la muñeca, que decía: “por favor no llores. Hice un viaje para ver el mundo que te escribiré sobre mis aventuras”. Así comenzó una historia que continuó hasta el final de la vida de Kafka. Durante sus reuniones, el escritor leía las cartas de la muñeca, cuidadosamente redactadas, con aventuras y conversaciones que la niña encontraba adorables. Finalmente, Kafka trajo la muñeca —compró una— que había regresado a Berlín. “No se parece a mi muñeca en absoluto”, dijo la niña. Kafka le entregó otra carta en la que supuestamente, la muñeca escribió: “mis viajes me han cambiado”, la niña abrazó a la nueva muñeca y la lle...

El mito griego de la Flor de Loto

Imagen
  En la mitología griega, los lotófagos (los que comen loto), era un pueblo mítico que los antiguos identificaban con los habitantes de una población al nordeste de África. Según la tradición, este alimento provocaba la pérdida de memoria, y de ahí la vieja creencia de comer flores de loto para olvidar. Cuenta la leyenda que una bella Diosa se perdió en un bosque hasta llegar a un lugar donde abundaba el fango, denominado loto, donde se hundió. Este espacio había sido creado por los Dioses para los seres cuyo destino había sido fracasar en la vida, pero la joven luchó durante miles de años hasta que logró salir de allí convertida en una bella flor de loto simbolizando el triunfo de la perseverancia ante situaciones adversas.

La Mariposa

Imagen
  Un día de primavera, un viajante descansaba tranquilamente al borde del camino bajo un árbol. Mirando la naturaleza que le rodeaba, observó cómo la oruga de una crisálida de mariposa intentaba abrirse paso a través de una pequeña abertura aparecida en el capullo. Estuvo largo rato contemplando cómo la mariposa iba esforzándose hasta que, de repente, pareció detenerse. Tal vez la mariposa –pensó aquel hombre- había llegado al límite de sus fuerzas y no conseguiría ir más lejos. Así que, decidido a ayudar a la mariposa, cogió unas tijeras de su mochila y ensanchó el orificio del capullo. La mariposa, de esta forma, salió fácilmente. Su cuerpo estaba blanquecino, era pequeño y tenía las alas aplastadas. El hombre, preocupado, continuó observándola esperando que, en cualquier momento, la mariposa abriera sus alas, las estirara y echara a volar. Pero pasó el tiempo y nada de eso ocurrió. La mariposa nunca voló, y las pocas horas que sobrevivió las pasó arrastrando lastimosamente su cu...